martes, 28 de agosto de 2018

Pedofilia

PEDOFILIA

El trastorno pedófilo se caracteriza por fantasías, impulsos o conductas sexualmente excitantes, intensas y recurrentes que involucra a adolescentes prepúberes o jóvenes (generalmente ≤ 13 años); se diagnostica sólo cuando las personas tienen ≥ 16 años y son ≥ 5 años mayor que el niño, blanco de las fantasías o conductas. La pedofilia es una forma de parafilia que causa daño a los demás y por lo tanto se considera un trastorno parafílico.                                                                                                                             
Las agresiones sexuales contra los niños constituyen una parte importante de los actos sexuales criminales que se informan. Para los adolescentes mayores (17 a 18 años de edad), el continuo interés o involucramiento sexual con adolescentes de 12 o 13 años de edad puede no cumplir con los criterios clínicos de un trastorno. No obstante, los criterios legales pueden ser diferentes de los psiquiátricos. Por ejemplo, la actividad sexual entre un joven de 19 años y un joven de 16 años, puede ser un delito y no un trastorno pedófilo, dependiendo de la jurisdicción. Los estándares etarios de diagnóstico se aplican a las culturas occidentales y no a las muchas culturas donde se acepta la actividad sexual, el matrimonio y la maternidad a edades mucho más tempranas que en occidente.
La mayoría de los pedófilos son varones. La atracción puede ser hacia niños pequeños, niñas pequeñas o ambos, pero los pedófilos prefieren niños del sexo opuesto en una relación 2:1. En la mayoría de los casos, el adulto conoce al niño y puede ser un miembro de la familia, un padrastro o una persona con alguna autoridad (p. ej., un maestro). Mirar o tocar parece más prevalente que el contacto genital. Los pedófilos exclusivos se sienten atraídos sólo por niños; los tipos no exclusivos también pueden sentirse atraídos por los adultos; algunos se sienten atraídos sólo por niños con quienes están relacionados (incesto).
Los pedófilos depredadores, muchos de los cuales tienen un trastorno de personalidad antisocial, pueden obligar y amenazar con hacer daño físicamente al niño o a las mascotas del niño si revela el abuso.

La evolución de la pedofilia es crónica y los autores de este crimen a menudo presentan abuso o dependencia de sustancias y depresión. Es frecuente la disfunción familiar permanente, antecedentes personales de abuso sexual y los conflictos conyugales. Otros trastornos comórbidos incluyen el trastorno por déficit de atención, la depresión, trastornos de ansiedad y el trastorno por estrés postraumático.

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